ARTÍCULOS MASÓNICOS

 

Una tesis sobre la Gran Logia Simbólica Española


Conferencia ofrecida a la R.·. L.·. La Luz al Oriente de Gant (Bruselas, 27.02.99)


Queridos Hermanos y Hermanas:

Constituye para mí un verdadero placer a la vez que una responsabilidad, encontrarme aquí para hablaros en este día. Si me encuentro entre vosotros es gracias al interés que la R.·. L.·. La Luz ha manifestado desde el día de mi elección como S.·.G.·.M.·. por organizar un encuentro como este que hoy tiene lugar.

Reflexionando sobre el tema a desarrollar, pensé: Pero... ¿Qué puedo decirles sobre la Francmasonería a mis Hermanas y Hermanos belgas que ya no sepan?.

No puedo hablaros de otra cosa, en tanto que poseo poca autoridad para ello, más que de la masonería española sobre la cual, creo, no podéis tener un conocimiento directo como yo lo tengo. Es por ello que he elegido la G.·.L.·.S.·.E.·. como tema de mi conferencia. En todo caso, espero al menos que al hilo del tema abordado, la experiencia de la masonería española, a partir de sus debilidades y sus desgracias, mis palabras sean de interés general para vosotros y no solamente de interés local o nacional. Creo que todo lo que hacemos como masones en cada uno de nuestros países de una u otra manera, afecta también a todos los masones, pues la masonería es una institución universal. Esto es aún más cierto en el contexto de la masonería europea ya que estamos todos embarcados en un proyecto que nos une, como es La Unión Europea.

La masonería en España es una Institución débil que no supera los 2.500 / 3.000 miembros entre todas las Obediencias. Es asimismo una Institución que, en el pasado y a causa de la tradición intelectual, religiosa y política de nuestro país no ha conocido más que un desarrollo inestable y que desgraciadamente fue completamente aniquilada por la Dictadura del General Franco.

Desde el punto de vista de su imagen y consideración, todavía hoy la opinión pública tiene una idea deformada y oscurantista de la masonería, idea creada por la propaganda franquista pero que aún permanece en la sociedad. Esta situación de ignorancia ha evolucionado en cierta medida en el curso de los últimos 20 años gracias a la actividad de investigación y publicación a la que se han consagrado algunos historiadores, entre los cuales es necesario mencionar, por la cantidad y calidad de sus trabajos, al profesor José Antonio Ferrer Benimeli, de la Universidad de Zaragoza y al profesor Pedro Alvarez Lázaro de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid.

Poco a poco también nosotros, los masones, hemos comenzado a publicar nuestras reflexiones acerca de la masonería tal y como la conocemos, y ya existe una pequeña bibliografía que permite al público conocer de una manera más precisa que es la masonería; por ejemplo: "Esquema filosófico de la masonería" de Francisco Espinar Lafuente, "La masonería por dentro" de Roger Leveder, que fue Gran Maestro de la G.·.L.·.S.·.E.·., "La masonería hoy, sentido y razón" de Javier Otaola, que os habla, "Diccionario de la Francmasonería" de Juan Carlos Daza, o el último libro publicado de Amando Hurtado "Respuesta masónica".

Asimismo existe una editorial, KOMPAS S.L., que ha creado un Club Masónico del Libro con una página web en Internet que comienza a traducir del francés e inglés un importante número de títulos sobre la masonería a la vez que se encarga de la distribución de nuevos libros publicados en España sobre el tema.

Hay también algunos autores que continúan en nuestro país la larga tradición de obras antimasónicas, como por ejemplo D. Ricardo de La Cierva, pero puede afirmarse con justicia que es un autor que no goza de gran crédito intelectual ni en los medios universitarios ni en la mayoría de los medios, precisamente a causa de sus actitudes sectarias.

En este contexto, el panorama de la masonería española se divide fundamentalmente sobre dos grandes líneas de definición: de un lado, el que podemos denominar como la regularidad inglesa, la cual paradójicamente se divide en dos Obediencias: Una, La Gran Logia de España, que cuenta en torno a un millar de miembros de los cuales gran parte son Hermanos ingleses y alemanes jubilados que viven en la Costa del Sol, Baleares o Canarias; esta Obediencia es la única reconocida por la United Grand Lodge of England.

Otra Obediencia reclama la regularidad inglesa: la Gran Logia Federal de España, que cuenta con aproximadamente 400 Hermanos y está reconocida por algunas Grandes Logias norteamericanas y europeas.

La otra gran línea de definición masónica está representada por La Gran Logia Simbólica Española que cuenta con unos 500 miembros, Hermanas y Hermanos y es la única Obediencia Española afiliada a La Unión de Estrasburgo.

Aparte estas Obediencias, existen talleres aislados que pertenecen a Grandes Obediencias francesas pero todavía no se han constituido como Obediencias Españolas independientes. Puedo citar en este caso las logias del Derecho Humano, de la Gran Logia de Francia, de la Gran Logia Femenina Francesa y de la Gran Logia Simbólica y Tradicional.

¿Cuáles son los signos de identidad de la G.·.L.·.S·.E.·., que celebra su XX Aniversario en este año 1999?. Podemos definir las líneas maestras de la G.·.L.·.S.·.E.·. mediante la fórmula

3 + 2 + 2

1.- LA TRIPLE OPCIÓN.

La primera característica de la G.·.L.·.S.·.E.·. es que se trata de la única Obediencia en España y una de las pocas en el mundo, junto con la Grande Loggia D’Italia o el Gran Oriente de Luxemburgo, que concede libertad para que cada taller se constituya como femenino, masculino o mixto. La triple opción es la decisión constitutiva de la G.·.L.·.S.·.E.·. de dejar a cada logia en libertad para organizarse como ella desee, desde el punto de vista de la integración de hombres y mujeres. Esta es una opción diferente de la mixticidad, que establece como obligación que todos los talleres sean mixtos. Pensamos que la triple opción es más respetuosa con el principio de libertad de cada masón y asimismo permite a cada uno trabajar en la intimidad de su logia según su estilo y sensibilidad.

La cuestión de la incorporación de la mujer en la masonería de una manera más general y normalizada es una de las tareas principales de la masonería del próximo siglo. Es un tema que no solamente forma parte de lo que podríamos denominar lo políticamente correcto, lo que sería una aproximación superficial a la cuestión, sino que también se aproxima directamente al sujeto de la arquitectura interior del ser humano y esto está ligado a la comprensión masónica de la persona humana sea hombre o mujer.

Es precisamente por ello que es necesario respetar las diferentes sensibilidades y necesidades. Es por ello que estamos en contra de la imposición de la mixticidad, de la misma manera que lo estamos contra la imposición de no importa que otra sensibilidad. Pensamos que la triple opción es una fórmula que permite la convivencia de hombres y mujeres en el interior de la Gran Logia y a la vez permite a cada taller desarrollar un trabajo "en familia", masculino, femenino o mixto, de la misma manera que pueden convivir diferentes rituales en el interior de una Gran Logia.

Pensamos igualmente que a la evolución de las grandes Obediencias que reclaman el adogmatismo en Europa seguirán probablemente esta línea en el futuro, porque no existe actualmente razón válida alguna por la que pueda proclamarse la igualdad y la lucha contra las discriminaciones en un contexto social y político, manteniendo un sistema de reclutamiento masónico en el interior de las Obediencias con el appartheid contra las mujeres. Desde mi punto de vista, el hecho de que estas Obediencias mantengan relaciones de visita con otras Obediencias mixtas o femeninas, no constituye una circunstancia atenuante sino al contrario: si no existe, como es el caso, razón iniciática alguna que impida a hombres y mujeres trabajar juntos en la misma organización, ya no existen tampoco más razones para impedir la incorporación de las mujeres en las logias que están dispuestas a hacerlo. Finalmente, esto debe dejarse al libre arbitrio de cada logia. No puede mantenerse una situación de inmovilismo sobre este tema por una simple cuestión de inercia burocrática. La libertad es también, en este caso, la respuesta.

La decisión de integrar a la mujer en igualdad con el hombre en el trabajo de la Gran Logia, es un paso que por un lado implica a la masonería en el contexto general de emancipación y liberación de la mujer, que aún sufre en el mundo cotidianas injusticias comunes con el hombre pero agravadas por su condición femenina. Esta integración es también una verdadera demanda iniciática puesto que permite un trabajo de conocimiento y reconocimiento mutuo entre el hombre y la mujer, trabajo indispensable para la construcción interior de cada uno de nosotros.

La integración de la bipolaridad humana, masculina y femenina, exige el trabajo en común de ambos sexos, de la misma manera que también se debe respetar la posibilidad de un trabajo particular sobre la masculinidad o la feminidad en las logias que elijan esta polaridad.

La triple opción no impone la mixticidad porque pensamos que el estilo de trabajo, la intimidad de la logia hace de ella un grupo humano particular. Es decir: la decisión de compartir la hermandad en el interior de una logia es una decisión que debe surgir de cada personalidad, desde el momento en que se encuentre la construcción personal de cada uno.

En este contexto de libertad podemos observar, como señala Gilles Lipovetsky (La tercera mujer. Permanencia y revolución femenina. París, 1997) que es en el corazón mismo de la hipermodernidad donde se estructura la desigualdad de las posturas de género, asimismo a partir de las decisiones que cuentan, naturalmente bajo la soberanía individual.

Es por ello que la Gran Logia no sabría limitar las posibilidades de trabajo masónico, pero debe por el contrario extender y garantizar todas las virtudes del método masónico.

Cada logia puede así desarrollar un estilo de trabajo específico como grupo masculino, femenino o mixto y a la vez enriquecer al resto de talleres a través de su pertenencia a la Gran Logia y por su participación en los órganos comunes.

2.- LA DOBLE FEDERACIÓN.

La segunda característica de la G.·.L.·.S.·.E.·. es su organización bajo el principio de doble federación.

Efectivamente, el sistema organizativo de la G.·.L.·.S.·.E.·. establece dos órganos de representación que permiten articular un doble nivel de actividad para la masonería misma. Es un complejo sistema pero que hasta hoy ha funcionado y probablemente en el futuro sea todavía más necesario, teniendo en cuenta la profunda descentralización política del poder público y la nueva concepción plurinacional de España. Por una parte la doble federación permite unir los diferentes territorios según su personalidad cultural e incluso simbólica: nacionalidades y regiones que componen el Estado Español: Cataluña, País Vasco, Castilla, etc. tienen la posibilidad de estar representados en el interior de la Gran Logia, en el Gran Consejo que funciona como un Consejo Federal de los territorios. Por otro lado existe una representación directa de los talleres en el seno de la Asamblea General, órgano supremo de la Obediencia. Este complejo sistema de organización viene impuesto por la necesidad de respuesta, por un lado, a la unidad del proyecto masónico, a su vocación de Centro de Unión y de aproximación de todo lo que está disperso, y por otro, por la necesidad de adaptarse a la pluralidad cultural y nacional de España. Las diferentes Comunidades Autónomas españolas responden a diferencias sociales, culturales y lingüísticas muy importantes. Las estructuras masónicas de las Grandes Logias, en la medida en que éstas deben desarrollar una actividad de coordinación de los talleres que trabajan en un mismo territorio, deben también tener la posibilidad de representar a la Masonería de cada país o región de una forma próxima, enraizada en el contexto social y cultural y esto exige un determinado nivel de articulación territorial y de participación específico en un órgano que represente los intereses y la personalidad de los territorios. La organización de cada territorio en forma de Distritos puede así adaptarse a las necesidades particulares y adoptar una forma flexible que va desde un simple Colegio de Maestros a una Gran Logia Territorial.

Por contra, la G.·.L.·.S.·.E.·. no pierde su carácter unitario, de forma que el órgano supremo, guardián de la soberanía de la Gran Logia, es precisamente la Asamblea General, en el seno de la cual están representadas todas las logias, en tanto que son los talleres la base y la célula fundamental de la Gran Logia.

3.- LA DOBLE VOCACIÓN.

Finalmente, el último rasgo que perfila el estilo de masonería que quiere representar la G.·.L.·.S.·.E.·., es precisamente el que trata sobre la concepción misma de la idea masónica.

Para la G.·.L.·.S.·.E.·. la masonería sigue una tradición iniciática.

Pero, ¿qué es la INICIACION?. Es una palabra que puede tener connotaciones extrañas, sectarias, o que recuerda acciones tales como por ejemplo un sacramento o un acto mágico.

Para nosotros la iniciación es ante todo un proceso de reflexión, de búsqueda interior, de esclarecimiento desarrollado según un particular método: el método masónico.

 

El método masónico es el itinerario de preguntas y respuestas, de situaciones y roles, que cada masón recorre durante –puede llamarse así- su carrera masónica. Son los símbolos, que cada uno debe comprender, los rituales que debe representar, las metáforas sobre las que ha de reflexionar, así como los sentimientos y pensamientos compartidos con los otros que participan con nosotros de la vida en la logia y con los que debemos dialogar.

La iniciación es, finalmente, un proceso de individualización, de crecimiento personal, que cada uno de nosotros desarrolla, provocado de una manera más o menos metódica y estructurada de una forma simbólica alrededor de la metáfora de la construcción.

Por tanto la iniciación no es un punto: es una línea que se prolonga en el tiempo y que puede llegar, pasado éste, a constituirse en una actitud particular, en un estilo de cara a la vida y a la condición humana (pero no por ello puede construirse de una manera dogmática).

La riqueza y la fuerza de esta experiencia no siempre es igual. Depende de la calidad moral e intelectual de cada masón, así como de la madurez masónica alcanzada o no por cada logia, y de la calidad humana que cada uno puede llegar a alcanzar en el curso de su vida.

Si la iniciación es exitosa y, naturalmente, nunca lo es de una manera completa, habremos llegado a un modelo de humanidad, hombres y mujeres que han decidido asumir su vida de manera consciente, que quieren ser maestros de sí mismos, arquitectos de su destino, según un ideal constructivo de sabiduría, fuerza y belleza.

La actividad central de la G.·.L.·.S.·.E.·. es por tanto hacer masones, o mejor aún, facilitar los útiles para que cada uno pueda llegar a serlo.

Pero verdaderamente no se llega a la iniciación si para construirse uno mismo se olvida del mundo exterior.

La iniciación es una actividad interior que no admite el confinamiento exclusivo en la intimidad. Si la iniciación es fiel a sí misma, debe asumirse también un determinado modo de pensamiento sobre el mundo y sobre la realidad social que nos rodea.

Es por ello que la G.·.L.·.S.·.E.·. piensa que la vocación de la masonería es doble: por un lado se centra en la iniciación pero a partir de aquí, la masonería hace de cada masón y cada logia un centro de irradiación. Si la logia logra convertirse en un Centro de Unión, esto produce en el taller una atmósfera de libertad moral e intelectual que permite al taller llegar a ser una verdadera sociedad de pensamiento.

 

He aquí la segunda función de la logia: su facultad para producir un pensamiento diferente de aquel que es habitual en el mundo profano; la logia, por su propia naturaleza, es el lugar ideal para llegar a un pensamiento MEDIADOR, capaz de establecer puentes, abrir puertas y ventanas entre hombres y mujeres de diferentes horizontes espirituales o políticos.

 

Javier Otaola Bajeneta
Gran Maestro de la Gran Logia Simbólica Española y Presidente de CLIPSAS curso 98/99

Autor del libro: "La Masonería Hoy, Razón y Sentido". Editorial Haranburu.1996 San Sebastián.

 

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