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Analizada con mucha atención, la Voluntad nos aparece muy compleja. De una parte se nos presenta como una manifestación explícita de frente a nuestra misma conciencia, que nos empuja a actuar para alcanzar una meta. De otra parte, llendo más profundamente en nosotros mismos, nos damos cuenta que ella está compuesta en realidad por muchisimos impulsos interiores, algunos de los cuáles no llegan nisiquiera a manifestarse claramente en nuestra conciencia. Por esto, en estos últimos casos no se podría hablar exáctamente de voluntad. Podemos proponer una interpretación de la voluntad como la toma de conciencia del nivel de nuestra Potencia que trata de manifestarse. Si queremos saber más, debemos comprender antes qué cosa es nuestra Potencia, que es ciertamente algo que está a la base de nuestra vida. En fin, podemos tomar en consideración los eventos que no pueden constituír un objetivo directamente realizable de la voluntad, como en el caso de las intuiciones. También en éste caso descubrimos que sabemos muy poco de los instrumentos que están a la base de nuestro mismo desarrollo interior.
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