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Los seres humanos viven, generalmente, con la sensaciòn que la propia vida tenga un significado y una finalidad sin lograr, todavìa, distinguir entre una finalidad personal y una finalidad global de la Vida que los circunda. Esta sensaciòn se presenta, mayormente, de manera vaga e inexpresable pero, por cuanto casi imperceptible, existe. Aùn màs, esta sensaciòn, es una gran fuerza - entre otras - que nos ayuda a vivir, sobretodo, en momentos particularmente difìciles. No hay pruebas concretas de esta sensaciòn. La explicaciòn de una finalidad biologica de la Vida, en la cual no hay espacio para la individualidad, no tiene sentido. Proponer que la Vida no tenga una finalidad repugna profundamente. Esta es una realidad que vale para todos los individuos. Es la suma de los seres vivientes que constituye la Vida. Siendo proyectados en la bùsqueda de sì mismos, consideramos justificada la convicciòn que esta bùsqueda nos lleve a una comprensiòn de las finalidades a las cuales aspiramos y, a través de ellas, lograr una sintonìa con finalidades, de caràcter màs universal, de la Vida misma.
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